domingo, 3 de marzo de 2024

EnajenaciónMental

 

Mi participación en la propuesta "Metáforas"

del blog de Ginebra Blonde.

Más obras AQUÍ.




Cortesía de Ginebra Blonde 




Obra de Katie Watersell


Manolita le espera como la primera vez, porque siempre hay una primera vez para envolverse en aras del amor, sentir el leve mariposeo acariciando la tripa y dejar que el tiempo transcurra porque no hay otro modo mejor para hacer.

Manolita se deja llevar por el ensueño que da estar siempre en las nubes o tener la cabeza llena de pájaros, pero de esos exóticos que habitan en cualquier playa más allá del desierto. Ay, Manolita vive este amor como si no hubiera un mañana y cada minuto contara como una vida. Aunque, Manolita ya tiene a su espalda varias vidas y esta, que podría contar como la séptima en los gatos, ésta, precisamente es la que está sintiendo con más ahínco y más intensidad.

El amor es un síndrome o un virus, todavía está por determinar. Pero Manolita ya le ha puesto nombre a esta naturaleza de enajenación mental. Ella le ha llamado: el Síndrome Áurea, por la perfección anímica que otorga este estado, además de la física. El amor embellece cubriendo en tono pastel la calidez y el rejuvenecimiento, y si viene acompañado por unos ojos de tormenta, nada ni nadie podrá salvar a Manolita del huracán.


©Auroratris

 




Mi Participación 






viernes, 2 de febrero de 2024

Orestes

 


Mi participación en la propuesta "Un nuevo mundo"

del blog de Ginebra Blonde.

Más participaciones AQUÍ.





🎨Chie Yoshii


 

Cortesía de Ginebra Blonde ♥




Mírala, ahí va como una Reinona o una Diva de otro tiempo mucho más anterior a este que vivimos tan precario. Dicen de ella que tiene el poder de escuchar el pensamiento a través de los oídos de un felino, su nombre, Orestes. Que su poder es tal, que allí donde la miseria se instala ella otorga riqueza, pero no una riqueza material y superflua, sino aquella que genera paz y bienestar a las enfermedades del espíritu.

Oí decir que las anteriores guerras cesaron por la petición de un niño, el cual la invocó día y noche hasta que el rezo fue escuchado por Orestes. Fueron muchos los lamentos causados por las equivocaciones de los poderosos. El poder tiene la capacidad de anular el sentimiento empático, ella el don de devolver equidad al mundo.

Ella sabe anular las miserias, concede los deseos haciendo realidad cada petición nacida del corazón. De su verdadero nombre nadie sabe, nadie habla sobre su procedencia, pero todos coinciden en que solo aquellos que sufren impiedades son conocedores de su naturaleza y de su auténtico estigma.

Ahí va, paseando la verdadera justicia que todos merecemos.

 

©Auroratris







Mi participación






lunes, 1 de enero de 2024

De Sombreros va el Juego

 


 



El paso del tiempo es una realidad. La última invitación del año es la firma tangible del cambio. Pero este Dulce Caballero sabe un truco de magia para que el salto hacia el Año Nuevo no sea nada traumático y sí lleno de aventuras mágicas. Me sonrío de solo pensar en mi indumentaria para lo prometido: fantasía y placer. 


No es que yo quiera competir llevando sombrero como el Dulce Caballero, pero reconozco que es un complemento muy sexy, si se sabe lucir con garbo. Miradle si no a él. Todo elegancia.

Recojo la invitación de mano del mensajero, no le pasa inadvertido mi rostro divertido y me devuelve el suyo algo pícaro. Le cierro la puerta sin más contemplación ya que hoy no tengo tiempo para flirtear. Otro día, según me pille, le sigo el juego.

¡Qué bonita invitación! Cada año se lo curra más y mejor este señor. 


Rauda me voy colocando mi traje Fashions, aunque no lo parezca es muy cómodo para el obligado baile con el anfitrión. El sombrero es un puntazo, es lo más. Estoy a punto de ir vestida solamente con él y mis Manolo Blanhik. Ja, ja, ja, vaya pensamiento se me acaba de cruzar. Fuera, que me haces perder la inspiración, le digo.

Bajo la Luna Violeta, frente a este Castillo Encantado y junto a la distinción del anfitrión me siento tan sofisticada como todo el conjunto.

Tomo su mano, más bien es él quien toma la mía, puedo adivinar el guiño en uno de sus ojos cuando se jacta de la presencia de mi sombrero. Le ha gustado, lo sé porque su brazo rodea mi cintura mientras me introduce en el Gran Salón.

Las gafas de sol es otro complemento sexy. Las deslizo hasta la punta de mi nariz para poder comprobar las bellezas que aguardan mientras las demás vamos llegando. Todas están divinas, como yo, aunque yo parezca un ave del paraíso con estas plumas. Igual tiene truco este traje y puedo echar a volar cuando la noche vaya decayendo. Me lo acabo de inventar, es que con tanto lujo una pierde la cabeza.

Se avecina la hora del juego y mi turno. Todas salen muy contentas tras esa puerta. A ver qué sorpresa me aguarda.

Me introduzco con decisión y él me espera con un trío de cartas extendidas hacia mí. Escojo una de ellas. Mi incredulidad se pasea entre su rostro y la carta en cuestión. Menos en uno de los detalles, ha dado en el clavo. Le observo atentamente por si ha hecho trampa. Él hace lo mismo conmigo, lo cual me pone algo nerviosa porque hay miradas y miradas, esta precisamente es de las que traspasan.

Imagino por un minuto que visualiza mi fantasía de cómo pensaba aparecer en el baile. No lo puedo evitar y me entra la risa floja. Él no entiende el motivo de por qué me estoy partiendo la caja con la carta en la mano. Se levanta de su sillón para coger con extrañeza la carta y con la misma extrañeza me mira fijamente con expresión interrogante en su rostro.

Y yo, entre hipidos por la risa, le cuento mi pensamiento alocado.

Su seriedad se transforma para acto seguido romper el silencio con una gran carcajada. Esto hace que me relaje un poco hasta que escucho el sonido de su voz, profunda y sensual, pidiéndome que cumpla ese deseo o sueño, ya que estamos en el Castillo de los Sueños. Ahí lo deja, tan ricamente.

Me quedo tan inmóvil como el brillo de sus pupilas a través de la máscara. Su porte formal, su figura esbelta es todo un reto. Y yo que soy de retos recojo el guante. La música insinuante que empieza a sonar de fondo me invita a ir retirando las prendas a su ritmo. Me imagino como Kim Basinguer en aquella película, ¡ya quisiera ella ser yo!

Y como la noche va de magia, en un rápido movimiento retiro el sombrero de su cabeza para cubrir mi pecho, el mío hace lo propio cubriendo más abajo. El aplauso y la sonrisa del anfitrión es todo cuanto necesito.

Ha sido una bonita noche de trucos y magia. Desde mi coche creo distinguir su silueta tras el cristal del gran ventanal. Percibo que no está solo. Este Dulce Caballero es todo un Casanova. Le lanzo un beso mientras me despido hasta el año que viene, él responde con otro beso al viento. Es el momento de arrancar el motor de mi Mini y salir  a la carretera antes de que el Sol tome posesión en el cielo y me robe la sensación de ensueño.

 


© Auroratris








Gracias Mi Querido Dulce por este Baile de Máscaras








Muchas Gracias, Dulce Caballero


domingo, 31 de diciembre de 2023

ÚltimoDeseo

 


Mi participación en la propuesta "Deseos"

del blog de Ginebra Blonde.

Más participaciones AQUÍ.


 

Foto cortesía de Ginebra Blonde 


Obra de Ginebra Siddal


Todos somos dados a desear aquello que más nos gustaría. Mabela creció siempre elaborando una lista sin fin. Tenía un pozo de los deseos, uno que ella misma construyó. Cuando Sandalio nadó hasta el cielo de los peces, ella aprovechó la vieja pecera para llenarla de purpurina dorada, por eso de darle un toque mágico. Colaba su cabeza en un ritual algo ridículo y esbozaba su deseo en un susurro.

De niña deseó ser adoptada cuando discutía con sus padres, o hija única cuando lo hacía con sus tres hermanos. Además de pedir hasta la saciedad todo tipo de juguetes que anunciaban por TV. Durante la adolescencia deseó ser la chica más chic del instituto, otra de las tonterías que hoy en día la hace reír. O cuando deseó el mismo vestido que su mejor amiga para el día de su boda. Bobadas o caprichos mal gestionados.

Ya no desea nada de eso, ni siquiera que le toque el gordo en Navidad. Todo aquello se ha esfumado igual que su juventud.

Es NocheVieja, todo está listo para las campanadas. En un último balance, ella mira a su alrededor, a la familia que ha creado, a los suyos. Sosteniendo su olvidada pecera, retalla en voz alta su único deseo desde hace tiempo:

ojalá, estemos siempre juntos.


 

©Auroratris


Y con esta entrada aprovecho para dejaros mis mejores deseos para este Año Nuevo.

Que la salud, las musas, el amor, los sueños y todos vuestros deseos y proyectos, se cumplan a lo largo de este Año 2024.


FELIZ AÑO NUEVO!!!!

💫💫🥂🥂💫💫








Mi participación







sábado, 23 de diciembre de 2023

Navidad en Buena Compañía

 


 

Cada adorno es un deseo soltado al viento en un perfecto equilibrio que juega con la gravedad. En nuestra alma de malabarista se conjugan las energías de nuestro sueño y la vida. Así creamos un bonito árbol para cerrar el Año renovando nuestros buenos deseos, a toda esta Magia la llamamos Navidad.

 

Con mis deseos y los vuestros esta Navidad tiene su propia Magia.

Gracias por formar parte de ella.

🎄💫🎄

©Auro



Gracias, Mag 🎄💫

Gracias, Campirela 🎄💫


Gracias, Gine 🎄💫


Gracias, Dafne 🎄💫

Gracias, Alma 🎄💫

Gracias, Chema 🎄💫


Gracias, Flor 🎄💫

Gracias, Juanky 🎄💫

Gracias, Marina 🎄💫


Gracias, María Dorada 🎄💫


Gracias, Rita 🎄💫

Gracias, Dulce 🎄💫


Gracias, Agapxis 🎄💫


Gracias, Luni🎄💫


Gracias, Ester 🎄💫

Gracias, Milena 🎄💫

Gracias, Laura 🎄💫

Gracias, Cora 💫🎄





domingo, 3 de diciembre de 2023

Leyenda

 


Mi participación en la propuesta

del mes de Noviembre "Samhain",

del blog de Ginebra Blonde.

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Obra de Rusty McDonald


 

Poco recuerdo de aquella noche. Desde entonces. no hay aniversario que no se celebre en el que yo no esté presente, pese al tiempo que ha pasado y seguirá pasando.  

Formábamos una pandilla de chicos y chicas, cinco miembros en total. Un número impar, que pronto dejó de serlo. Nos despedimos de nuestras familias y de su consentimiento, para pasar un fin de semana inolvidable en la vieja casita que mis padres tenían en la sierra. Durante ese finde también se celebraría Halloween. Tendríamos el escenario perfecto para nuestros juegos. Todo estaba preparado para que no ocurriera nada desagradable, pero pasó.

Una cabaña destartalada en medio del monte, juegos acordes a la noche, un ritual que vendría a definir nuestra capacidad de supervivencia, o en su caso de valentía. En la adolescencia todo es factible y así lo demostramos con aquella aventura.

No nos preocupó el frío con el que nos recibió aquella estancia, ni los desperfectos, tampoco las incomodidades que presentaba por doquier. Nuestras ganas de pasarlo bien obnubilaron el resto. Nos dispusimos a instalarnos todos juntos en el salón, donde una gran chimenea todavía podía hacer las veces de hogar y recogimiento. Entre risas y bromas fuimos repartiendo enseres y tareas. Todo estaba preparado para cuando cayera la tarde y la noche se hiciera palpable en medio de aquel páramo. Nos disfrazamos para que todo fuese acorde a ese momento.

Tras la cena empezó la ronda de atrevimientos, acompañados por unos tragos de alcohol. Luego vendrían las historias terroríficas, que a todos nos provocaban más risas que terror. Nunca llegamos a esa parte porque sucedió lo que nadie pudo imaginar que ocurriera, aun sabiendo que aquello se pudo haber evitado.

La prueba atrevida que me tocó consistía en rodear la casa cuatro veces, golpear la puerta en cada vuelta nombrando a cada uno, hasta completar el ciclo. Dicho y hecho. Tan solo llevaba un traje fantasmagórico, una peluca despeinada de un color indefinible y unas ramas muy graciosas (hasta ese momento) para recrear un personaje desenterrado. Y con esa indumentaria me dispuse a correr, como alma que lleva el diablo, para acabar cuanto antes con esta locura, después de todo me estaba dando un poco de cague el intento.

Las dos primeras vueltas fueron divertidas, les oía reír cuando golpeaba la puerta de la entrada a la vez que repetía un nombre casi sin aliento. Dos más y el turno pasaría a alguno de ellos. Llegó la tercera vuelta repitiéndose la misma secuencia. Pero algo ocurrió en la última que, hoy en día, no sé describir, identificar o definir…

Nunca llegué a pronunciar el último de los nombres. Mi puño quedó suspendido en el aire, sin tocar la madera, el sonido de mi voz desapareció en el mismo instante en el que un aullido ocupó la noche. Luego, todo fue frío y oscuridad. Gritos y alaridos. Sentí como me alejaba de aquél plano.

Cuando desperté bajo un manto de ramas y hojas secas, sentí el entumecimiento de mis piernas, no podía moverlas, un peso cálido me lo impedía. Retiré aquellas ramas y pude ver de lo que se trataba. Una loba dormía plácidamente sobre ellas. Quise moverme lentamente para alejarme de allí. Antes de eso, ella se despertó y me miró fijamente. No había amenaza en sus fauces ni en su mirada.

Cortesía de Ginebra Blonde 

Regresé a la cabaña acompañada por la loba. Cuando me fui acercando pude comprobar el bullicio y el ajetreo formado por la policía, los padres de todos mis amigos y ellos mismos. Quise gritar, pero la voz no salió. Nadie podía verme. ¿Qué era yo?

Vago desde entonces en silencio, no sé cuántos Halloween han pasado. Solamente, y durante esa noche, mi voz resurge ante la puerta de alguien pronunciando su nombre, como en aquél juego macabro, pero esta vez no hay risas, solo miedo y más miedo. Quisiera acabar con este ritual y descansar, pero no sé cómo encontrar la paz. Dejar de ser una leyenda.



©Auroratris

 

 







Mi participación 








miércoles, 1 de noviembre de 2023

Titanic y Yo



Mi participación de octubre en el reto "finales alternativos"

del blog de Ginebra Blonde.

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Cortesía de Ginebra Blonde


Soy Rose DeWitt Bukater, mi nombre no os dice nada, pero estoy segura de que, si os nombro a James Cameron y a su película Titanic, todo cobra sentido. Este señor hizo un gran trabajo de dirección, no lo pongo en duda, fueron días de mucha presión y tensión. A veces, los efectos especiales no funcionaban o había que hacer varias tomas de una misma secuencia porque ese día estábamos algo espesos. Reconozco que disfruté representando a una señorita de la alta sociedad, viajé con todo sumo de comodidades y placeres. Hasta me dotaron de una pareja masculina tan guapo como machista y oportunista. Sabéis que no me refiero a Jack, aquí Cameron tuvo su puntazo al darme la oportunidad de tener un rollete con alguien más acorde a mí. Joven, díscolo, atrevido, indómito y romántico, con un sinfín de bonitas cualidades como yo.

Todo iba más o menos bien, hasta que al director se le ocurrió la gran idea de acabar la tragedia del hundimiento con otra tragedia aún mayor, para mi gusto. Cargarse a Jack Dawson. ¿Qué mal le había hecho este chico? Simplemente ser el más guapo y divertido de toda la peli. No sé cómo no me bajé de la tabla (puerta) y le chafé el plan a Cameron.

Hoy tengo la oportunidad de cambiar ese final. No, no soy tan egoísta. También le daré una oportunidad a todas aquellas buenas personas que quedaron atrapadas en el navío. Les otorgaré la gracia de llegar a su destino y empezar una nueva y mejor vida. Prosperidad.

Todo esto lo veré desde mi orilla, saboreando el dulce momento y esperando a que Jack acabe su baño matutino para seguir gozando de su compañía. Plenitud al sentir la satisfacción del trabajo bien hecho.

Lo siento Cameron, este final me gusta más. Lo tuyo fue una tragedia griega en pleno siglo XX.


© Auroratris


Obra de Elena Vizerskaya




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